My tears are like the quiet drift of petals from some magic rose and all my grief flows from the rift of unremembered skies and snows. I think that if I touched the earth, it would crumble; It is so sad and beautiful, so tremulously like a dream ....(Dylan Thomas)

Friday, May 12, 2006

Algo de Masliah

Ahora que sé que tengo tantas visitas de Uruguay (aunque eso sea ficticio), vaya un pequeño recuerdo del gran Leo Masliah.


Uruguasho. Escritor, músico, cantante. Genio.

Esta me hace reír por montones. Aunque es para llorar.


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Bon apetit

De recados y batallas vegetales...

Metáfora de la metáfora de la metáfora... como esas muñequitas rusas... puajjj!!!...

No es lo mío. Será que no soy un iluminado sabihondo hipercultohiperinteligentehiperhiperhiper. Demasiado tarado para comprenderlos, sobre todo cuando ponen esa cara de meditabundos que da miedo, no sé. Demasiado simple. Humano, demasiado humano.

Quédense con el hueso.


ALCACHOFAZO

Hay que pegarse el alcachofazo:

En estos rincones urgentes
de poco sirve
la poesía de zombis para zombis

Un conejo muerde su zanahoria
y el conejo no vuela. Ni siquiera
brota de un sombrero
La zanahoria no es verde
ni fucsia ni calipso

Lo triste,
lo que verdaderamente da lástima
es que el poeta no pueda oír
el estruendo de ese mordisco.

Tuesday, May 09, 2006

UNAS PALABRAS PARA ROQUE DALTON, A 31 AÑOS DE SU MUERTE



Los muertos están cada día más indóciles


Leí por primera vez algunos poemas de Roque Dalton hace varios años ya. De lo que sólo me enteré hace poco es de su vida. No sabía su nacionalidad (Salvadoreño: “los que nunca sabe nadie de dónde son” en sus palabras), hasta que la supe por una gran amiga salvadoreña y admiradora de su obra. Tampoco que vivió en mi país por un corto período, estudiando en la Universidad de Chile, mi universidad. Menos aún de sus legendarias escapadas de las barbas mismas de la muerte (un terremoto en una ocasión; un oportuno derrocamiento en otra, según coinciden en contar por todos lados). Esas primeras lecturas me sorprendieron por la claridad de su voz, como si un viejo amigo me estuviera hablando. Su ironía. Su agudeza y simplicidad para exponer ideas. Versos que tocan hondo sin recurrir a rebuscados artilugios:

Ahora llueve.
Nunca ha sido tan tarde a las siete menos cuarto
como hoy.

Siento unas ganas locas de reír
o de matarme.

(“Hora de la ceniza”)


Interesado, me he dedicado a conocer la vida y obra de este Poeta, así, con mayúscula. Sus orígenes (hijo de un millonario norteamericano y una enfermera mestiza salvadoreña). Su amor por ese pequeño país, el “Pulgarcito de América”. Su fama de bohemio y mujeriego. Su relación con algunos chilenos /as como Enrique Lihn e Isidora Aguirre (autora de una muy sentida “Carta a Roque Dalton”). Su militancia comunista no exenta de disputas y ácidas críticas a los férreos postulados de los ortodoxos y a los panfletismos baratos:

No siempre.

Porque,
por ejemplo
en Macao,
el opio
es el opio del pueblo
.

(“Revisionismo”)


Tan interesante como su poesía fue su vida (quizás indistinguibles una de otra). Tan irónica como sus versos fue su muerte, un 10 de mayo de 1975, hace 31 años, a manos de sus propios compañeros de guerrilla (“De al lado tenía que venir esa bala, la única capaz de encontrarlo”, escribiría Galeano acerca del episodio). Sentenciado a muerte por ser “Agente de la CIA” (historia que suena dolorosamente conocida, pero del otro lado), orden impartida por –entre otros- un tal Joaquín Villalobos que hoy se pasea por Latinoamérica asesorando gobiernos en materia de conflictos con las guerrillas, exhibiendo un políticamente correcto cartel de socialista-renovado. Por respeto a los hermanos salvadoreños, cuyo proceso sólo conozco muy parcialmente, evitaré referirme al personaje aquel.

Dicen que lo sedaron antes de matarlo, incapaces de encontrar su mirada (en la que sin duda, había poesía). Dicen que lo arrojaron en un eriazo por la vergüenza de tener que enterrarlo y su cuerpo acabó destrozado por los perros, como si fueran así a docilizarlo en su muerte. Dicen que se dijeron muchas cosas.

La angustia existe, sí.

Como la desesperanza,
el crimen
o el odio.

¿Para quién deberá ser la voz del poeta?

(“Arte poética”)


Hoy leo a Dalton y me siento un poco también (lo digo con mucho respeto) un guanaco hijo de la gran puta.